¿Libertad o Justicia?

Sin leyes impera la ley del más fuerte. El que tenga más músculos se llevará la mejor parte, o todo, si se le da la gana. Nadie puede oponerse.

Por eso, los hombres pactan con el Estado para que éste último los proteja. El Estado tiene el monopolio del poder, de la represión, de las armas. El Estado es el más fuerte, y eso garantiza que todos son iguales ante la ley.

Ese pacto consiste en resignar una parte de nuestra libertad (no sólo la libertad del grandote. El alfeñique también resigna su libertad de ir a hacer fierros a un gimnasio y convertirse en el más fuerte), con el fin de obtener más justicia.

Pero una justicia absoluta (una sociedad en donde el Estado reparta todos los bienes en partes exactamente iguales, y decida cada una de las actividades y aspectos de tu vida, aún con justicia) es opresora de nuestras libertades.

Así que vivimos en un compromiso entre libertad y justicia. Cuanta más justicia pidamos, menor será nuestra libertad, y viceversa.

¿En qué lugar de ese continuo te ubicarías? ¿Más del lado de la libertad, o más del lado de la justicia?

Pues, en ese caso... ¡Rebelión! Justicia por la libertad.

La justicia siempre es justa, si no es justa, es injusticia.
Pero con la libertad pasa algo distinto, ya que el límite entre esta y el libertinaje, aunque no debería, en la práctica y para el género humano como norma general, es bastante difuso.

Con lo que inclino mi balanza en favor de la justicia, aunque vea recortados parte de mis derechos o libertades, si con eso hay una mayor equidad para todos.

Al ser humano, generalmente, le gusta mucho ser libre y hacer valer sus derechos, pero cuando se trata de los del prójimo, ya no se siente tan a gusto con la igualdad para todos. 

De hecho y aunque no lo digan, muchos estarían contentos si gozaran de más derechos y libertades que otras personas, aunque eso significara que esas personas como consecuencia vieran menguados los suyos propios.